Es la pregunta de moda de nuestro tiempo. Desde 2016 hemos dado mil vueltas a la cuestión de si la democracia está en peligro. El auge de movimientos populistas, nacionalistas y autoritarios ha hecho que se escriban centenares de artículos y se organicen decenas de debates sobre esa premisa, ese sintagma.
Pues bien: en la España de 2019, el mayor peligro para la democracia liberal son los socios del PSOE en la moción de censura. Es decir, sus probables aliados en un nuevo gobierno. En el otro lado del tablero hay partidos cuyas propuestas oscilan entre lo mejorable, lo irresponsable y lo radicalmente equivocado. También hay un partido cuyo historial en las instituciones raya, en algunos aspectos, con lo nefasto. Pero ninguno de ellos exhibe en su práctica política actitudes que van contra aspectos medulares de la democracia, como son la libertad de expresión y de manifestación y el respeto por las reglas del juego democrático. Los compañeros de viaje que ha elegido Sánchez, sí.
Podemos quejarnos de tener que elegir entre estas trincheras. Pero también es irresponsable engañarse acerca de quién se encuentra en cada una de ellas. Porque solo en una hay partidos que han intentado tumbar la Constitución desde las instituciones, y que siguen reivindicando la nobleza de aquel proyecto. Solo en una están quienes ponen megáfonos en la plaza de Vic para adoctrinar a los vecinos sobre lo que deben pensar. Solo en una están quienes durante décadas actuaron desde y hacia la complicidad con los asesinos. Y solo en una están quienes hacen diariamente antipedagogía del pluralismo y del Estado de Derecho. Porque decir que Maite Pagaza es una amenaza para la convivencia, o que Junqueras es un preso político, no es menos que eso. Solo en una de las trincheras están, en fin, quienes como Borràs y Echenique justifican el acoso y el odio que sufrieron hace escasos días simpatizantes de Ciudadanos, PP y Vox por el mero hecho de organizar mítines. No hay que partirse la cabeza con que si algoritmos y fake news: en la España de 2019, los enemigos de la democracia son más clásicos.
El simpatizante socialista cree que su partido sigue siendo un dique de contención para las peores tendencias de sus socios.Pero el PSOE realmente existente en 2019 es Adriana Lastra; su intelectualidad orgánica son variaciones de Tezanos. Ni este partido ni su líder… [Seguir leyendo en El Mundo.]