Desde Zapatero, la retórica socialista se mueve siempre en dos fases. Cuando se les acusa de estar preparando algún acuerdo, estrategia o medida indeseable, y se advierte sobre las consecuencias negativas que esto tendrá, la primera respuesta es decir que todo son exageraciones de La Derecha. Cómo dice usted eso, menuda barbaridad, ojalá tuviéramos una derecha europea, etc. Luego, cuando se hace oficial ese mismo acuerdo, estrategia o medida, se explica que lo que acaba de suceder es fantástico para España. Pero ¿no decíais que eran barbaridades de La Derecha? No, hombre, pero qué problema hay, quién podría oponerse a algo tan pequeño, esto es pura normalidad institucional y, de verdad, ojalá algún día tengamos una derecha europea. Hay una tercera fase, que es el momento en el que se manifiestan esas consecuencias negativas que se advirtieron en su momento. Para entonces, quienes coordinaron las fases uno y dos están acomodados en un retiro institucional o desarrollando una lucrativa carrera de conseguidores internacionales. Lo dicho: Zapatero y Montilla mostraron el camino.
El viejo guion se cumplió punto por punto en 2019. [Seguir leyendo en El Mundo.]