El argumentario pragmático iría así: “Vale, yo te compro todo lo que dices acerca de Cataluña, pero la vida no consiste en tener razón. La vida consiste en trabajar con lo real, con lo existente. Y lo que existe es el procés, lo que existen son un par de millones de independentistas. Eso hay que solucionarlo de alguna manera. Así que lo más pragmático es dar a los nacionalistas el referéndum/conceder a los nacionalistas la palabra nación. ¿Qué más da? ¿No ves que es la única manera de salir de esta tensión en la que llevamos años instalados? Lo importante es llegar a una nueva estabilidad, y eso no se va a conseguir si seguimos como hasta ahora”.

El argumentario pragmático no ha calado solamente en Cataluña, sino que se ha extendido también por el resto de España. Uno se lo escucha sobre todo a simpatizantes de Podemos y a votantes del PSOE; es más, supone una de las piedras angulares de ese pedrismo que se encuentra a dos noes de recuperar la dirección del partido.

Por todo esto ha sido tan oportuno el anuncio de Nicola Sturgeon, lideresa de los nacionalistas escoceses, de que convocará un segundo referéndum independentista para 2018. Porque el proyecto de los pragmáticos para Cataluña es, esencialmente, convertirla en Escocia. [Seguir leyendo.]