“En cualquier otro país, no se toleraría X”, “en cualquier otro país, ya se habría hecho Y”, “en cualquier otro país, Z habría dimitido”. Es una muletilla que arrasa en el discurso popular, un recurso habitual tanto de las tertulias radiofónicas como de las de sobremesa, una afectación de cosmopolitismo -uno debe conocer bien el mundo allende los Pirineos si habla de él con tanta naturalidad- con la que se reivindica la cordura de lo que se está argumentando -si los demás lo hacen, estará bien hecho-. Y es, a la vez, un sinsentido que ha contribuido a viciar el debate en los meses que va durando nuestro bloqueo político.
En primer lugar, la frase es un sinsentido porque quiere decir exactamente lo contrario de lo que expresa. Cuando aseguramos que “en cualquier otro país, Rajoy habría dimitido tras conocerse sus SMS a Bárcenas”, es evidente que no tenemos en mente lo que habrían hecho en una situación similar los presidentes de Nicaragua, Tanzania, Albania, Kirguizistán, Yemen, Bielorrusia o los Estados Federados de la Micronesia. Lo que queremos decir es que, en cualquier otro país que además fuese una democracia occidental avanzada, Rajoy habría dimitido al destaparse su apoyo al presunto gestor de la financiación ilegal de su partido. Lo cual nos limita a un abanico bastante cerrado de naciones, unas veinte o treinta -hagan las cuentas- de las 193 que figuran como miembros de Naciones Unidas. [Seguir leyendo.]