España lleva décadas debatiendo acerca del legado de Franco. La cuestión de qué quedó del dictador tras su muerte -en la sociedad, en la política, en la cultura, en la economía- ha sido uno de los elementos clave de nuestro debate público desde la eclosión, a finales de los 90, de los movimientos de memoria histórica. Luego pasó a convertirse en un elemento central de la impugnación del régimen del 78 que se afianzó con el 15M y la posterior aparición de Podemos. También ha sido -y sigue siendo- uno de los temas estrella del independentismo catalán y de sus compañeros de viaje. No sabemos qué concluirán los historiadores del futuro sobre todo esto, pero no hay duda de que dispondrán de una enorme cantidad de material para documentar nuestra fascinación con el significado último de aquel «atado y bien atado». Aunque no somos solo los españoles: los sintagmas Franco’s legacy y Franco’s shadow son recurrentes en la mayoría de crónicas y análisis sobre España publicados en la prensa anglosajona, ya versen sobre unas elecciones generales, sobre la crisis catalana o sobre el Real Madrid.
España lleva décadas debatiendo acerca del legado de Franco; por eso el testamento publicado por este periódico tienen un valor simbólico que suplementa su valor documental. Llevamos décadas preguntándonos qué legó el dictador, y en cierto sentido aquí tenemos la respuesta. [Seguir leyendo en El Mundo.]