El nuevo Gobierno de coalición es legítimo. También es legítimo recordar que es exactamente el tipo de Gobierno (coalición PSOE-Podemos apoyada por ERC y Bildu) que Pedro Sánchez y sus portavoces declararon peligroso e indeseable durante la campaña electoral. Como es legítimo señalar que su hoja de ruta para la crisis catalana (mesa de negociación de igual a igual seguida de referéndum sobre los acuerdos alcanzados) no fue presentada a los votantes en las últimas elecciones, que si esto se hubiera hecho quizá algunos de los que votaron al PSOE se lo habrían pensado dos veces, y que hay una gran desproporción entre la seriedad y consecuencia de ese proceso y las explicaciones aportadas sobre el mismo.

También es legítimo señalar que el socialismo ha decidido apoyarse en dos partidos legales pero anticonstitucionales tanto en su programa como en su discurso, y en otro partido que ha impugnado la Carta Magna durante años y que considera a Junqueras un preso político y a Puigdemont un exiliado. Y es legítimo apuntar que el PSOE ha elegido estos apoyos sin exigir que moderen su mensaje. Como es legítimo recordar que los socialistas tenían otras alternativas y que no las agotaron antes de elegir esta fórmula de gobierno. O concluir que han preferido pactar con un preso que con el PP. [Seguir leyendo en El Mundo.]