[Publicado en El Mundo, 17 de diciembre de 2020:  https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2020/12/17/5fda2b59fc6c832b6b8b45f6.html]

Se ha repetido tanto que ya parece una frase hecha: Trump y el Brexit, Trump y el Brexit. Un sintagma al que de vez en cuando se añaden otros elementos -Trump y el Brexit y Bolsonaro, y Salvini, y Vox- pero siempre como apéndices del binomio esencial. Llevamos desde 2016 mezclando en un mismo fenómeno la elección del todavía presidente de EE. UU. y la salida de Reino Unido de la Unión Europea. Los hemos juntado en nuestros análisis acerca de qué está pasando en el mundo, como si fueran versiones homologables de una misma convulsión.

Pero ¿de verdad lo eran? Este final de 2020 nos muestra que, al menos en algunos aspectos, no. Por ejemplo, en la duración de sus consecuencias. Cuatro años después, Trump ya está de salida. Una salida tumultuosa, marcada por el elevado apoyo electoral que recibió incluso en la derrota y por sus denuncias de estar siendo víctima de un gigantesco pucherazo. Denuncias que, como están mostrando de forma insistente los tribunales y otras autoridades, no tienen mayor base que la necesidad de Trump de masajear su ego de narciso megalómano. Una salida esperpéntica, por tanto; pero una salida. A la vuelta de Navidades, Trump pasará a ser un expresidente. Seguirá teniendo influencia en el partido republicano, pero esto no es comparable a lo que supone controlar el Ejecutivo en una república presidencialista. Sus años de gobierno han llegado a su fin, y su sustituto no es un continuador de su legado sino alguien que ha vencido presentándose como su antítesis.

Reino Unido, por el contrario, está estos días ultimando las condiciones de su nueva relación con la UE. Tanto si al final se alcanza un acuerdo como si se produce una ruptura por las bravas, el hecho básico de salir de la Unión está hecho. Trump era un proceso acotado y reversible; el Brexit es la nueva realidad británica por quién sabe cuántas décadas. Porque, al final, unos votantes elegían al líder del Ejecutivo durante un mínimo de cuatro y un máximo de ocho años; los otros se pronunciaban sobre la relación de su país con sus vecinos y aliados comerciales, independientemente de quién estuviera en el Gobierno, y hasta nuevo aviso. Las consecuencias de las derrotas sufridas por Clinton y Cameron se bifurcan, por tanto, en 2020. Las sociedades occidentales se asoman a un nuevo ciclo, marcado por las consecuencias de la pandemia de la covid-19. Trump ya no será un protagonista de esa historia, pero el Brexit no ha hecho más que iniciar la suya.