Lo más reciente

«La palabra ambigua» – publicación y prensa

El 26 de enero de 2023 se publicó mi nuevo libro, «La palabra ambigua. Los intelectuales en España, 1889-2019», editado por Taurus. Aquí encontraréis toda la información sobre el libro y enlaces a las reseñas y entrevistas (…)

Coloquio «La vida bajo los párpados» – vídeo

El 28 de febrero participé en el coloquio «La vida bajo los párpados», en diálogo con Inka Martí, M. Ángeles Bonmatí y Marta Fernández sobre todo lo relacionado con el sueño y los sueños. El acto se celebró en el marco del área de Pensamiento del Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque. El vídeo está disponible aquí (…)

La inteligencia artificial contra la universidad

«El sistema educativo se irá adaptando a la inteligencia artificial. Se desarrollarán nuevos programas antiplagio y diseñaremos nuevas pruebas -o insistiremos en las antiguas: examen con hoja y boli-. El problema es cuánto tardaremos en llegar a ese punto y cuánto se devaluará mientras tanto nuestro sistema de notas y títulos.» (…)

Reseña de «El rey patriota. Alfonso XIII y la nación», de Javier Moreno Luzón

«El contraste entre el antes y el después de su reinado ha enmarcado la mayoría de debates sobre Alfonso XIII. Su responsabilidad en el colapso de la Restauración -uno de los hechos fundamentales de nuestra historia política moderna- ha sido muy discutida. Sin embargo, el papel de la monarquía en aquella España no se limitaba al arbitraje político. Su dimensión simbólica predisponía al rey a participar en todo tipo de iniciativas en las que se reforzara el vínculo del monarca con la nación española.

Este es uno de los enfoques de la nueva biografía de Alfonso XIII escrita por Javier Moreno Luzón.
El autor expone que el reinado de Alfonso XIII formó parte de un proceso más amplio: la transformación de las coronas europeas en «monarquías escénicas, nacionalizadas y al mismo tiempo agentes de nacionalización». Un estilo ajustado a la naciente política de masas, en la que los rituales públicos, las iniciativas culturales y los mecanismos de propaganda cobraron una importancia fundamental. Una manera de concebir la corona que buscaba fundir al monarca con la nación… o al menos con una idea determinada de esa nación.» (…)

Es paz por personas, no por territorios

«Manuel Castells ha escrito que «si no negociamos paz por territorio, entraremos gradualmente en la III Guerra Mundial». La conveniencia de una «paz por territorio» se escucha cada vez más. Por eso conviene señalar la trampa que esconde esta expresión. Planteado así, parece que solo estamos hablando de estepas vacías, de trozos de mapa que se pueden colorear de una manera o de otra sin mayores consecuencias.

Pero esto no es el Risk: esos territorios están habitados. No se trata de entregar a los rusos algunos trigales, sino de entregar a los habitantes de muchos pueblos y ciudades.» (…)

¿Hasta dónde llegan los golpes posmodernos?

Es llamativo que ni en EEUU, ni en Perú ni en Brasil las fuerzas armadas o las fuerzas de seguridad apoyaran los recientes desafíos al orden constitucional. En el caso brasileño hay sospechas sobre la permisividad de los policías locales con los asaltantes; pero de ahí a ponerse abiertamente -es decir, con las armas- de su lado media un abismo. Y ese abismo no se cruzó.

Esto no sorprende en el caso de EEUU: su Ejército ha sido férreamente leal al poder civil durante los últimos 150 años. Pero no se puede decir lo mismo de los otros dos países, cuyos militares tienen una larga y no tan lejana tradición golpista (…)

Lo mejor que puede pasar en 2023

Lo mejor que puede ocurrir en 2023 es que todos los asesinados en Ucrania durante este año vuelvan a la vida. Que salgan de los cementerios o de las fosas comunes limpios, sanos, enteros, como si nada hubiera ocurrido. Que regresen a sus casas y no las encuentren derruidas. Que vuelvan a sus pueblos y no los encuentren destrozados. (…)

Ante el Mundial, ¿ridículo o hipocresía?

Los espectadores occidentales podemos adoptar varias actitudes ante el Mundial de Qatar. La más ridícula es, sin duda, boicotearlo. Se lo dice alguien que ya se negó a ver el de Rusia y que, visto lo que ha ocurrido desde entonces, se siente francamente cómodo con aquella decisión. Pero también se lo dice alguien que, mientras apagaba la tele o la radio cada vez que aparecía algo relacionado con el Mundial de Putin, siguió repostando gasolina sin preguntar de dónde venía, siguió comprando ropa sin pensar en el ‘Made in’… Tengo entendido, por otra parte, que el régimen ruso tomó nota de mi boicot y que al final consideró que podría sobrevivir a aquella amenaza. Sospecho que los jeques harán lo mismo con todos los «se van a enterar en Doha» de estos días.

La pregunta es si uno prefiere la opción más ridícula o la más hipócrita. (…)